Idea para ir en rescate del bosque nativo

Al rescate del bosque nativo




En Chile se han perdido dos terceras partes del bosque nativo que se estima existía a la llegada de los españoles, lo cual es fácilmente apreciable desde las alturas cuando se contempla y analiza una foto aérea común. Durante los últimos 4 siglos los agricultores y ganaderos españoles, chilenos y alemanes, entre otros, en la creencia de que el bosque era infinito e inagotable, lo talaron y quemaron sin contemplaciones para despejar terreno apto para sus actividades económicas.

Durante la segunda mitad del siglo XX se incendiaron más de tres millones de hectáreas de bosques de lenga, coigüe común y coigüe de Magallanes en la región de Aysén, y enormes incendios forestales destruyeron grandes superficies de bosques de coigüe, raulí, tepa y araucaria en la Cordillera de los Andes, desde Malleco a Llanquihue. (Adison & Lara, 2005; Lara et al., 2012).

Hoy existen alrededor de 13 millones de hectáreas de bosque nativo, y si bien se ha venido dando una disminución aparente en la deforestación en Chile en los últimos años, las leyes que se han creado para salvaguardar el bosque nativo (Ley 19.561 de 1998 que prohíbe sustitución de bosque nativo por plantaciones, o Ley 20.283 de 2009 que incentiva el manejo del bosque nativo) no están siendo capaces de generar un aumento en las superficies reforestadas con especies nativas.

Catastros y estudios recientes indican que entre 1998 y 2013 se registraron pérdidas de cerca de 17.000 hectáreas de bosque nativo primario en la región de los lagos, y demuestran que persiste la pérdida de bosque nativo en la región de Los Ríos por continuo aumento de bosques jóvenes y de plantaciones industriales.

Creo que este escenario es bastante desolador. Por eso, desde mi profundo afecto por el bosque y consciente de lo relevante que resulta debido a la enorme cantidad de servicios ecosistémicos que nos ofrece (sin mencionar su belleza escénica o paisajística), creo que es posible y necesario aumentar la superficie de terreno con árboles nativos en Chile, partiendo por una simple acción, que es rescatar los renuevos que se encuentran en los caminos, senderos de parques o emplazamientos de nuevas construcciones y que sin duda se perderán, para luego plantarlos en sectores deteriorados de plazas, escuelas, jardines públicos o privados, reservas nacionales, calles o parques urbanos, entre otros lugares deteriorados.

La visible destrucción del bosque nativo en Chile que he podido palpar desde que llegué a vivir a la zona sur del país, me ha conmovido y no deseo permanecer pasivo como es la costumbre: con mi esposa hemos desarrollado un proyecto de rescate de especies nativas dentro de una reserva cerca de Panguipulli que esperamos sea acogido. 



Esto nos debiera movilizar a todos los que amamos el bosque, por tanto, creo que lo mínimo que podemos hacer es plantar esta semilla esperando que fructifique en otros, y entre todos, ayudemos al bosque a abrirse camino y recupere la tierra que le ha sido brutalmente arrebatada durante tanto tiempo.

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