Otra forma de vivir. Reflexiones en tiempos de pandemia.
Otra forma de vivir. Reflexiones en tiempos de pandemia.
Otra forma de vivir… me encanta el
concepto. Nos vinimos desde Santiago al sur para cambiar nuestra forma de
vivir. Sin embargo, no era este el cambio que esperaba.
Desde marzo de este año, estamos cada
uno de nosotros obligados a aceptar que debemos vivir de otra forma: ya no podemos
ir a los lugares donde compartíamos con otras personas y disfrutábamos de la
sociabilización, algo que hacíamos con tanta naturalidad que apenas nos
percatábamos de lo maravilloso que era. Hoy estamos encerrados y los que no
pueden estarlo, salen con miedo y una sola consigna: no tener contacto social o
tener el mínimo posible.
Esta pandemia nos ha demostrado,
entre muchas otras cosas, lo frágil que es nuestro tejido social y lo frágiles que
somos nosotros mismos como especie. Lo que estamos viviendo hoy nos hace un
llamado urgente a re-pensar nuestras prioridades en la vida. Hoy no podemos
abrazar o visitar a aquellas personas que amamos, y el simple gesto de dar la
mano a un amigo está penosamente en extinción. Cosas tan sencillas y cotidianas
que ahora volvemos a poner en valor como si fueran viejos tesoros que no
habíamos podido ver: debe haber algo atávico en la cercanía, el contacto físico
y la sociabilización que nos hace tanta falta y extrañamos, después de cuatro
meses de este encierro.
Pero no solo la importancia de la
sociabilización y la fragilidad que tenemos nos ha mostrado esta pandemia. También
nos muestra otras cosas que aparentemente habíamos olvidado o no habíamos visto
aun teniéndolas frente a nuestros ojos: la importancia de la tierra y los
alimentos que en ella se cultivan, la importancia de contar con espacios de
esparcimiento en nuestros hábitats de vida, la belleza trascendente del
paisaje, lo necesario del silencio y la contemplación, la importancia del
cuidado de nuestras relaciones y la sanidad mental.
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