Otra forma de vivir. Reflexiones en tiempos de pandemia.

 Otra forma de vivir. Reflexiones en tiempos de pandemia.



Por: Paulina, Patty e Iván

Otra forma de vivir… me encanta el concepto. Nos vinimos desde Santiago al sur para cambiar nuestra forma de vivir. Sin embargo, no era este el cambio que esperaba.

Desde marzo de este año, estamos cada uno de nosotros obligados a aceptar que debemos vivir de otra forma: ya no podemos ir a los lugares donde compartíamos con otras personas y disfrutábamos de la sociabilización, algo que hacíamos con tanta naturalidad que apenas nos percatábamos de lo maravilloso que era. Hoy estamos encerrados y los que no pueden estarlo, salen con miedo y una sola consigna: no tener contacto social o tener el mínimo posible.

Esta pandemia nos ha demostrado, entre muchas otras cosas, lo frágil que es nuestro tejido social y lo frágiles que somos nosotros mismos como especie. Lo que estamos viviendo hoy nos hace un llamado urgente a re-pensar nuestras prioridades en la vida. Hoy no podemos abrazar o visitar a aquellas personas que amamos, y el simple gesto de dar la mano a un amigo está penosamente en extinción. Cosas tan sencillas y cotidianas que ahora volvemos a poner en valor como si fueran viejos tesoros que no habíamos podido ver: debe haber algo atávico en la cercanía, el contacto físico y la sociabilización que nos hace tanta falta y extrañamos, después de cuatro meses de este encierro.

Pero no solo la importancia de la sociabilización y la fragilidad que tenemos nos ha mostrado esta pandemia. También nos muestra otras cosas que aparentemente habíamos olvidado o no habíamos visto aun teniéndolas frente a nuestros ojos: la importancia de la tierra y los alimentos que en ella se cultivan, la importancia de contar con espacios de esparcimiento en nuestros hábitats de vida, la belleza trascendente del paisaje, lo necesario del silencio y la contemplación, la importancia del cuidado de nuestras relaciones y la sanidad mental.

Esperemos que lo que estamos viviendo debido a este “virus”, ese microscópico agente infeccioso acelular, nos permita crecer como especie y nos ayude a fortalecer las prioridades que habíamos perdido y volvamos a relevar el cariño, las relaciones con los otros, el compartir generosamente y, por sobre todo, el cuidado por nuestra tierra que nos provee de todo lo vital para vivir.

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